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Manual para al atencion psicológica

VIII. APÉNDICES

I .TECNICAS DE COMUNICACIÓN

La comunicación tiene una serie de pautas sencillas y habilidades básicas. Si se practican hasta hacerlas habituales en la relación se notarán grandes cambios en poco tiempo. Éstas son:

I.1. Crear un buen clima: buscando el encontrarse a gusto y creando esta situación:

  • Tratando de estar en un sitio agradable, a poder ser con luz y donde se eviten distracciones e interrupciones.
  • Procurando encontrar intimidad y comprobando que nadie que uno no quiera, pueda oír la conversación. Entre dos se habla mejor que ante terceros.
  • Colocándose a la misma altura ya poca distancia, pero respetando el espacio personal.
  • Adoptando una postura cómoda y distendida.
  • Mostrándose relajado y evitando la impresión de urgencia y de escasez de tiempo.
  • Mirándose a la cara pero permitiendo en cualquier momento desviar la mirada.

I.2. Compartir y respetar: deseando comunicarse y siendo tolerante:

  • Invitando a hablar: «me gustaría poder hablar contigo», cuando puedas o desees, dímelo, «cuenta conmigo para lo que quieras».
  • Identificando el momento en que se quiere comunicar algo; ni antes ni después.
  • Si no se desea hablar de los sentimientos, habrá que respetarlo, y si se considera que hablando se podría ayudar, es conveniente manifestar la predisposición a escuchar, diciendo por ejemplo: «estoy aquí para cuando desees hablar», «estoy dispuesto a escucharte y a compartir contigo lo que estás sintiendo» .

I.3. Comunicar sin necesidad de las palabras: dando más importancia a la comunicación no verbal (gestos, posturas, expresiones ). Ésta tiene más valor que las propias palabras y que el contenido de lo que se dice:

  • Comprobando que lo que se dice no se contradice con los gestos y expresiones. Si es así (es como decir que se está triste pero riendo), se interrumpe la conversación y se comunica que no se está entendiendo.
  • Si el interlocutor no puede comunicarse mediante la palabra será preciso:
  • Mostrar pacientemente atención y utilizar todas las técnicas de comunicación.
  • Fijarse en los movimientos de los ojos comprobando cómo «hablan».
  • Ofrecer la posibilidad de encontrar otras formas de comunicación: por escrito, mediante gesticulaciones, por medio de tableros, pizarra, calculadora /agenda, ordenador, comunicador, sintetizador u otras ayudas técnicas.
  • Comunicarse con naturalidad. El no poder articular palabras, no es un impedimento para comprender correctamente.
  • Hacer de intérprete frente a personas desconocidas.

I.4. Escuchar y calmar: aprendiendo a prestar atención y hablando menos para tranquilizar y alentar:

  • Entendiendo que lo más importante no es hablar sino saber escuchar, que es diferente a oír, porque conlleva la voluntad de querer prestar atención y mostrar interés.
  • Mostrando una disposición voluntaria de interés, como si el tiempo se parase y en ese momento lo más importante es lo que se intenta transmitir.
  • Escuchando en silencio. Una pausa silenciosa en un momento dado es más comunicativa que la palabra.
  • Hablando de manera tranquila, con un tono de voz medio y dando tiempo a que el interlocutor se exprese.
  • Dejando hablar sin interrumpir y evitando distracciones.
  • Evitando permanecer constantemente en silencio.

I.5. Mostrar respeto y comprensión: con consideración, hacer ver que se está entendiendo.

  • Percibiendo no sólo las palabras, sino también y mucho más importante los sentimientos, las emociones y los pensamientos del interlocutor
  • Tratando de entender y comprender las experiencias y sentimientos del interlocutor, preguntando: «corrígeme si me equivoco», «¿aceptarías… ?», «me parece que te sientes…», «vamos a ver si te entiendo…», » entiendo que te sientas así», «comprendo que…» .Haciendo preguntas cortas y claras dirigidas a los sentimientos; ¿cómo te encuentras? , ¿cómo te sientes? , ¿qué piensas?
  • Dándole importancia y ofreciéndole la posibilidad de decidir: ¿qué te parece si..?, ¿cómo podemos…?
  • Utilizando los mismos gestos y palabras similares.
  • Reflejando con expresiones faciales y asintiendo con la cabeza que se está comprendiendo.
  • Haciendo pequeños resúmenes de lo que se está diciendo, comenzando con frases: «entonces…», «por lo que te he entendido… »
  • Si no se entiende, preguntando abiertamente: «disculpa, ¿qué has querido decir?», «intenta decírmelo de otra manera», «tranquilo, creo poder entender lo que me quieres decir…»
  • Si se muestra ansiedad por no ser entendido, es importante detener el diálogo para tranquilizar y calmar, planteándole que, tal vez cuando se esté tranquilo se podrá comunicar lo que se desea.
  • Evitando terminar las frases ni presuponer lo que se quiere comunicar, ni adelantándose; hay que oír todo lo que se quiera contar para ofrecer la ayuda adecuada.
  • Evitando prejuzgar sin haber escuchado y siendo tolerante con lo que se dice.
  • Evitando crear falsas esperanzas, ni mentir frente a realidades evidentes.

I.6. Evitar que los propios sentimientos, miedos y necesidades se dirijan al otro: no colocando en el interlocutor las propias aflicciones, temores y necesidades:

  • Entendiendo antes los propios.
  • Compartiendo los propios sentimientos, pero evitando proyectarlos y confundirlos con los del interlocutor, ya que se le colocaría más carga de la que pueda tener.
  • Hablando en primera persona: «yo…», «yo te siento…», » yo te » veo…
  • Sin cambiar de tema o evitando el contacto.
  • Sin negar la realidad ni las evidencias.
  • Dejando hablar de los problemas sin manifestar los propios.
  • Comunicándose, si se considera conveniente, con alguien del exterior que pueda entender y escuchar.
  • Pidiendo ayuda profesional.
  • Evitando tomar a broma o quitando importancia a los sentimientos o pensamientos dolorosos. Evitando decir: «venga no te quejes», «no es para tanto».
  • Evitando hacer juicios sobre el estado de ánimo que puedan generar sentimientos de culpa, nunca decir: «tú no eres así, siempre has podido con todo;», «no puedo verte llorar», «no haces más que quejarte…

Practicando habitualmente con los seis puntos anteriores se podrá comprobar que se tiene más seguridad para empezar a comunicarse emocionalmente.

II. CÓMO COMUNICARSE EMOCIONALMENTE

Uno se comunica emocionalmente cuando es coherente con lo que está diciendo, con lo que está sintiendo o pensando y no dejando de hacerlo por vergüenza, miedo al rechazo o creer hacer daño. Entraña dificultad al principio y puede que se tenga miedo, ya que amenaza el propio equilibrio al movilizar y entrar en juego los propios sentimientos. Hay que aceptarlo como algo natural y entender que eso significa que «no se es de pie- ira», que la otra persona interesa o se le quiere. La angustia hará tender a asustarse y esconderse pero, en la medida en que se practique, la seguridad hará acercarse a este contacto.

Esta comunicación, a menudo, comienza manifestándose en el interlocutor con los ojos llorosos o congoja, expresando con ello una emoción que no se puede contener. No hay que tener temor y sí dejar que ésta salga, ya que al permitirlo se muestra confianza y el deseo de ayudar; lo contrario bloquearía y generaría más tensión e incomunicación. Utilizando la técnica (Ver APÉNDICE III. Cómo manejar el llanto) se podrá comprobar que al permitir expresar las emociones profundas, es cuando realmente, se puede ayudar. Se habrá pasado entonces a un nivel de comunicación profunda y emocional que permitirá expresarse con afecto y respeto.

En la medida en que la emoción se desahogue, ésta podrá ir dando lugar a un estado de paz, quietud, e incluso a la manifestación de una expresión de esperanza, cariño y amor al haberse conseguido comunicar con la parte profunda del ser. Para entrar en este nivel de comunicación emocional muchas veces sobrarán las palabras, por ello si éstas no pueden articularse, se recurrirá a la comunicación no verbal o codificada. Aunque los mensajes se transmitan lentamente, se acabará llegando al mismo nivel de profundidad emocional.

Para manejar adecuadamente la comunicación emocional conviene:

  • Desear dialogar sin forzar, disponiendo de tiempo y buscando el momento adecuado.
  • Colocarse cómodamente propiciando la intimidad y la libertad
  • Mostrarse uno mismo, natural y relajado, comunicando con sencillez con un ser humano que es igual a uno mismo.
  • Estar plenamente presente, mostrando afecto y aceptación sin querer decir mucho o poco, hacer o no hacer.
  • No inquietarse si parece que la ayuda hace poco efecto y la persona no responde.
  • Permitir sin restricciones expresar o silenciar los pensamientos, temores, emociones, incluso aceptando que no se diga lo que se piensa, sienta o desea.
  • Impedir que las propias emociones, sentimientos y necesidades se dirijan al otro.
  • Utilizar el sentido común y del humor con habilidad y delicadeza
  • Hablar de lo que para uno representan las situaciones que se viven y lo que con ellas se pierde y/o se gana.
  • Sin mostrar las propias creencias, ayudar a la persona a ponerse en contacto consigo mismo, con su fuerza tratándola como persona viva.
  • Reconocerle sus valores, valentía y que es él quien nos puede guiar y enseñar como tratarle desde la relación.

III. CÓMO MANEJAR EL LLANTO

Si alguien de la familia llora, además de comunicarse mediante los seis puntos anteriores, se pueden seguir estas pautas:

  • Quédate a su lado si éste te lo permite.
  • Permítele llorar, y no lo evites con frases del tipo: «deja de llorar», «no te preocupes», «sé fuerte», etc…
  • No intentar cambiarle de tema o animarle.
  • Escúchale atentamente lo que desea decir.
  • Establece contacto físico: acércate a él y tócale muy suavemente, dale un beso, o cógele las manos y acaríciaselas.
  • Muéstrale que es natural que llore y que tú le vas a entender. Dile con un tono de voz tranquilo y pausado: «es lógico que te sientas así», «yo te siento triste», «cuando quieras puedes decirme lo que sientes».
  • Respétale mucho sus silencios y espera a que empiece a hablar.
  • Si no quiere comunicar mantente lo más silencioso posible.
  • Evita que alguien interrumpa el llanto.
  • Evita dejarle solo o avisa a otras personas si él no lo ha solicitado.

Seguramente después de llorar, cuando se descargue la emoción, ya se estará en condiciones de hablar si se desea.

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